viernes, 13 de mayo de 2011

La danza de Martha Graham


Poseedora de un estilo lleno de simbolismo, espiritualidad, psicología y fuerza expresiva, la bailarina y coreógrafa estadounidense Martha Graham, creadora de uno de los métodos más famosos de la danza contemporánea, nació el 11 de mayo de 1894 en Pittsburgh, Pensylvania.
Se abrió camino sola y fue una bailarina y coreógrafa estadounidense, reconocida como la iniciadora de la danza moderna. Una artista excepcional, cuya obra es equiparada al trabajo de Picasso y Kandinsky en las artes plásticas.

A pesar de no contar con las aptitudes técnicas de sus compañeras, poseía una cualidad que la distinguía de las demás: su extraordinario fervor. La tenacidad y entrega emocional de Martha eran excepcionales y compensaban cualquier tipo de carencia.
En 1926 debutó como artista independiente en Nueva York. Por esas fechas comenzó a interesarse por la danza contemporánea. ”Haré este tipo de trabajo o cualquier otro que desee hasta que el público me indique que debo detenerme", fue la respuesta que dio la bailarina a las críticas recibidas de sus maestros cuando decidió abrirse camino sola. Como maestra, Martha reclamaba la más absoluta entrega; para ella, la disciplina era la fuente del éxito: "El bailarín es realista, su arte le enseña a serlo. No importa si el pie está en puntas o no, ningún sueño lo pondrá en puntas por nosotros. Para ello se necesita disciplina, no sueños", sentenciaba.

En los años 30 la danza moderna sufrió un verdadero cambio de rumbo, pues al igual que en otras corrientes artísticas, sobre todo el teatro, el agitado clima político y social de la década influyó en el movimiento de manera decisiva. Los nuevos coreógrafos mostraban un gran compromiso social y un deseo de llevar la danza a una mayor cantidad de público.
El desplome de Wall Street, la Gran Depresión y la Guerra Civil Española, provocaron que la danza se enfocara en la depresión y el aislamiento, reflejados en las oscuras escenografías y vestuarios. Esto definió el nuevo estilo de baile, y fijó el estándar que muchos coreógrafos siguen hoy en día.

Compenetrada con la corriente filosófica existencialista, especialmente por su amigo Jean Paul Sartre, y el socialismo, sus trabajos incluyeron estudios artísticos sobre la Revelión de Masas. Pero si en algo su trabajo fue realmente revolucionario fue en su necesidad de expresar la realidad de su país y lograr un estilo que se diferenciara del ballet europeo. En la década de los años 50 ya era una de las bailarinas más renombradas del mundo y la auténtica líder de la danza moderna. Su producción coreográfica era enorme y sus temáticas se habían ampliado hacia direcciones tan diversas como los rituales religiosos, la mitología griega, la condición de la mujer, las tragedias poéticas y la sátira.

El gran aporte técnico de Graham a la danza fue la creación de un nuevo método denominado por ella misma "contracción y relajación". A partir de movimientos curvos y ensimismados del torso expresaba una parte esencial e ineludible del ser humano, olvidada hasta entonces: el dolor. Si en el ballet clásico uno de los propósitos básicos era ocultar el esfuerzo, ella lo hacía visible porque "es parte de la vida". De esta forma, todo el abanico de sentimientos quedaba representado: odio, amargura o éxtasis eran transmitidos con un solo gesto. Graham se concentró en el torso como fuente de vida, como motor. "Los brazos y las piernas pueden ser usados para manipulaciones o traslados, la cabeza para decisiones y juicios. Pero todo, cada emoción, se hace visible primero en el torso. El corazón late y el pulmón se llena, allí está el aire y con él la vida", decía.

En 1968, a los 64 años, Martha Graham dio su última función como bailarina. Pero en 1973 renació de sus cenizas: volvió a crear coreografías, a ponerse al frente de su compañía y a acompañarla en las giras hasta su muerte, ocurrida el 1 de abril de 1991.
"Nunca pienso en las cosas que hice; sólo en las cosas que quiero hacer, en las que todavía no he hecho", aseguró en la última entrevista que concedió, hecha poco tiempo antes de su fallecimiento. A lo largo de su carrera, Graham creó más de 200 balletes y hoy en día su escuela, su compañía y su técnica continúan vigentes.
En 1998, la revista TIME, la nombró "Bailarina del Siglo", y una de las personas más importantes del siglo XX.