jueves, 14 de octubre de 2010

15 de octubre: Día Internacional del Ballet


10 de octubre: Día Nacional del Ballet
15 de octubre: Día Internacional del Ballet

El Teatro “3 de Febrero” levanta su telón para conmemorar 2 fechas significativas para quienes formamos parte de este maravilloso arte del movimiento. La invitación es para este viernes 15 a las 21 hs, en la Sala Mayor de nuestro Coliseo Municipal; la entrada es libre y gratuita, pudiendo estar presentes bailarines, familiares de quienes presentan números artísticos y público en general que, permanentemente concurre a estas manifestaciones coreográficas.
Por tanto, desde el Instituto Rita Riso hacemos extensiva esta propuesta, en la cual varios Institutos de Danza nos reunimos para ser parte de la celebración que tiene a este conjunto de artistas como protagonistas.

Gracias y los esperamos.
Atte.: Corina Lentini Riso –Comunicación Institucional-


10 de octubre de 1971
Ese día un accidente de aviación provocó la muerte de nueve bailarines pertenecientes al elenco estable del Teatro Colón. Se dirigían a la ciudad de Trelew para presentarse en el Teatro Español. Después de despegar de Aeroparque, el avión se precipitó sobre aguas del Río de la Plata, cuando intentaba regresar al aeropuerto por fallas en uno de sus motores. No hubo sobrevivientes. El accidente había truncado la vida de dos de los mejores bailarines argentinos, Norma Fontenla y Jose Neglia y dejó incompletas muchas carreras brillantes.
Las dos figuras principales del Colón que murieron, habían colaborado para que la danza llegue a niveles de popularidad insospechados. Fue sin duda una de las más importantes pérdidas del mundo de la danza argentina.
Por esto, cada 10 de octubre en la Argentina, se celebra el
DIA NACIONAL de la DANZA.


Aquel 10 de octubre de 1971
Por Ángel Fumagalli
Memorias de gratitud
Los monumentos grabados, pintados y esculpidos del pasado nos hablan de una danza simbólica pero irrefutable en su veracidad: la Danza de la Muerte. La Edad Media nos ha dejado esas macabras "carolas" donde la Muerte arrastra a todas las criaturas humanas -sin distinciones de rango o edad, virtudes o pecados, inteligencia, ignorancia o genio-, en un gesto igualitario que uniforma lo múltiple y diversificado.
No obstante, el hombre se resiste a esa implacable y cierta igualdad. Se resiste a aceptar un destino común para lo excepcional, para aquello que ama, adora y admira; desde los seres más cercanos e íntimos hasta las criaturas artísticas impregnadas de talento y de gracia.
El hombre necesita la inmortalidad de lo bello como una esperanza imprescindible y rechazo ante la realidad brutal, los interrogantes que ninguna respuesta satisface y la herida siempre dolorosa ante cualquier recuerdo...
De allí la punzante y fina nostalgia que año tras año acompaña un nuevo aniversario de la muerte de nueve integrantes del Ballet del Teatro Colón, en trágico accidente aéreo. Nueve bailarines que, en la leyenda popular, han encarnado el prodigio mismo de la Danza.
Habían bailado para multitudes (luego de hacerlo en el ámbito más exclusivo del Colón), y conformaban una cruzada coreográfica que proponía una suerte de democratización del ballet en escala masiva, intensificando una labor de difusión que otros habían iniciado.
La distancia entre escenario y auditorio se acortaba por la fluida corriente de entrega, y gratitud que fraternizaba y humanizaba a espectadores y artistas en el hecho teatral.
En ese juego de afecto y admiración integrados, cada espectador hacía suyo al inaccesible "Dios de la Danza" que lo deslumbraba desde la escena y lo transportaba a una esfera de ricas emociones e imágenes inolvidables.
La muerte de los nueve bailarines del Colón fue para esa inmensa masa popular el cruel enfrentamiento con una verdad que no había previsto. Fue la desaparición de lo que era hermoso y que, por ello, no debía morir. Fue la destrucción de esos seres humanos que habían aprendido a amar en contacto cálido y directo.
Habían muerto cisnes y sílfides, poetas, príncipes y héroes pero, también, José, Norma, Margarita, Sarita, Rubén, Carlos y Carlitos, Antonio y Martita...
Habían desaparecido los amigos tanto como los bailarines. Y la tragedia fue en el Plata, atrapados por el río color de león de Jorge Luis Borges, quebrando sueños y esperanzas de un pueblo sencillo que aguardaba aún mucho de ellos. Miles de espectadores extraños al ballet nunca los vieron ni los verán; para ellos son ya un mito antes que una página notable del ballet nacional. Son fotografías, ahora patéticas, ornadas de flores o imágenes filmadas que, desesperadamente, tratan de retener lo inaprensible y que el tiempo también borrará. Son nombres pronunciados con voz quebrada y son silencio respetuoso.
El agua acompaña su recuerdo cerca del Teatro de sus afanas y de sus triunfos. Una fuente monumental ("La fuente de los bailarines" como la ha bautizado el lenguaje popular), es el lugar que convoca en cada aniversario a estudiantes, bailarines, espectadores, familiares y amigos, personalidades ilustres y seres anónimos que no olvidan. Unos y otros depositan allí sus flores (similares a las que acompañaban sus noches de triunfo) y dejan depositados una oración o un pensamiento entrañable.
Allí y así vuelven a vivir José Neglia, Norma Fontenla, Margarita Fernández, Carlos Schiaffino, Rubén Estanga, Martha Raspanti, Carlos Santamarina, Sara Bochkovsky y Antonio Zambrana. Sin el peso inerte de bronces y mármoles que no les pertenecen, sino con el estallido dinámico de la imaginación, la fantasía y el unánime fervor a la danza que a todos hermana.


15 de Octubre: DIA INTERNACIONAL de la DANZA
El Ballet tiene su origen en los espectáculos realizados en las cortes de los reyes europeos, y encontramos una primera manifestación en Italia, en el año 489 con motivo de la boda de Galeazzo, duque de Milán con Isabel de Aragón, durante cuyo transcurso se ejecutaban danzas y canciones entre plato y plato del banquete. Catalina de Médicis lo lleva a Francia para entretenimiento de sus hijos y en el año 581, con motivo de otra boda real, la del duque de Joyeuse con Margarita de Lorena, la reina encomienda un espectáculo que se llamará “Ballet Comique de la Reine” y que será muy importante en el desarrollo de esta forma de danza. El rey Luis XIV debe su nombre de Rey Sol al hecho de haber aparecido a los cinco años en un ballet como Sol. Este apodo lo siguió toda su vida, siendo él mismo un eximio bailarín, amante de esta manifestación al punto de haber creado en 1661 La Academia de Música y Danza, hoy Opera de París.
Hoy en día el mundo del ballet tiene varios escenarios donde la danza encuentra su máxima manifestación y que son el destino de todos los bailarines que hacen del ballet su estilo y forma de vida. Estos escenarios son: American Theatre de Nueva York, Royal Opera House de Londres, Teatro Scalla de Milán, Italia, Teatro Kirov de Rusia, Ópera de Paris, entre otros. En tanto que a nivel nacional, no podemos dejar de mencionar el sueño de todo bailarín, que es pisar el escenario del Teatro Colón de la ciudad de Buenos Aires o el Teatro Argentino de la Plata.